La lengua castellana se acomoda en los recursos de las Redes Sociales

Escriu: development@alaronastudio.com

Bro, a la actual lengua castellana le “falta calle”, más que nunca, y le sobra mucho Internet. Ya en 2023, el castellano se ha empachado de Redes Sociales. En la actualidad, se ha simplificado y acotado el mensaje comunicado, apoyado en lo visual. La sintaxis, la gramática y el léxico español dan auténtico cringe.

Con la Real Academia Española (RAE) hemos topado… o no. A tenor de la noticia lanzada por la institución lingüística, manifestando que las consultas realizadas en la RAE ascienden hasta los mil millones en un solo ejercicio (2021), todo parece indicar que no, que se valora el hecho de escribir y hablar correctamente. Paralelamente, la lengua castellana no deja de crecer y, a ritmo desmesurado, son ya 496 millones de hablantes nativos en España, según el Instituto Cervantes (2022).

Si se pretenden unificar criterios lingüísticos, no cuenten con las nuevas generaciones, que van a su bola –aunque esta expresión haya perdido peso en la oralidad del castellano– y adaptan, modifican y regulan su nuevo modelo de lenguaje a partir de los recursos, el vocabulario y las expresiones encontradas en el consumo de las Redes Sociales: el 85,6% de la población española vive ya conectada a las RRSS. No hay que ser una lumbrera – vaya, otra palabra en desuso– para darse cuenta de que la influencia de las Redes Sociales se hace más que evidente en la escritura y el habla castellana.

Por la ‘I’ de Instagram, se desliza una de las realidades actuales en España: generalmente, el mensaje es más visual, con el uso de emojis –palabra que ya incorpora la RAE a su diccionario– y el lenguaje comienza a sufrir recortes en cuanto a gramática, sintaxis, ortografía y léxico. A las pruebas hay que remitirse: pasad por el perfil de Aitana Ocaña y desplazaros hasta la publicación del 19 de abril de 2023, “nos vamos de promo por mex”, añadiéndose banderas de México al final de ese copy. Aitana, poco afín a empezar con mayúsculas sus inicios de frases en redes, os da “gracias x escuchar este tema”.

Expresiones y palabras en castellano: en uso y desuso

Pasen y vean cómo afecta la influencia mediática de las Redes Sociales en el uso del castellano hablado, que ha perdido fuelle en cuanto a riqueza léxica y sintáctica y se abona su idilio con los anglicismos:

  • Crush. Normalmente, se trata de un amor imposible. El primer amor
  • Random. La alternativa. Algo distinto, lo cual se escapa de lo entendido como normalidad
  • Too much. Cuando algo sobrepasa los límites. Es demasiado
  • Cringe. Grima o repelús
  • Mood. Estado anímico. Sentimiento que se refleja en las Redes Sociales. Suele acompañarse adjuntando una fotografía o un video
  • “Es de chill”. Esta expresión se ha hecho sitio en las Redes Sociales para enfriar la broma y evitar que esta le siente mal a tu amigo.

Porque ahora este amigo es el bro perfecto. Si él juega demasiado a los videojuegos, puede ser considerado un niño rata, pero ten cuidado y evita trolearlo, haciéndole spoiler de ese juego en cuestión. Y si te ríes mucho con él, siempre os quedará el LOL para enmarcar unas risas que han sustituido al XD de antaño.

Compi – esto es más de antes–, hay expresiones que ya “no valen un duro” porque el uso de lo promovido en esas citas ya se ha fosilizado: los duros, por ejemplo, han pasado a mejor vida, al igual que las pilas (por lo tanto, evita referirte al descanso como “cargar pilas”). Y, sobre todo, “no te rayes”, ya que el CD es cosa del pasado, y no “cuelgues” esta comunicación (porque el teléfono ya no se cuelga) y sigue leyendo.

Hoy en día, es súper sencillo hacer planes para la lengua castellana. Expresar con frecuencia lo de “en plan” está a la orden del día. Ha ganado enteros la citada muletilla y se han guardado en el desván del castellano recursos como el “o sea” o el “¿sabes?”.

La palabra pierde valor

A la postre, es más práctico mandar un beso en forma de emoticono que despedirse con “te mando muchos besos”. El español se ha habituado a entremezclarse con recursos visuales, como los emoticonos y los stickers. Queda ya lejos la imaginación exhibida en una carta, donde cabía el esparcimiento y la diversión gramatical, sintáctica y léxica. Ahora, en los tiempos actuales, se busa el apoyo visual (en forma de contenido multimedia) y se aboga por sintetizar y comprimir el mensaje al máximo. Es decir, no describir lo vivido sino mostrar lo viviendo mediante una captura o un selfie. La palabra se ha empobrecido.

Y es que según el filólogo José Pazo, la escritura en Internet “se está oralizando”, recoge el artículo del ‘Confidencial Digital’. Cada vez hay un mayor grado de aceptación a esta fórmula lingüística, se escribe como se habla y viceversa. Ahora, en pleno 2023, los millennials se echan a un lado y llega el turno de la Generación Z, sobre la cual descansa la jerga del momento. Son estos los jóvenes que dominan el mundo lingüístico actual y lo manejan a su antojo. Esta generación (12-28 años) está inmersa, de lleno, en plena era digital y como tal se ha empapado del vocablo empleado en las Redes Sociales e Internet.

Validando ese teorema normalizado (se escribe como se habla), los primeros damnificados son los signos de puntuación, los de exclamación e interrogación. En la instantaneidad del momento, son pocos los que se acuerdan de cerrar la frase con un punto final y abrir la pregunta con el signo correcto (¿).

La lengua castellana, a prueba

Por el momento, la Selectividad le brinda un aprobado justo a los estudiantes españoles que se presentan a las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU). En los últimos cinco cursos académicos, se sobrepasa el 6, como nota media en Lengua y Literatura Castellana, pero solamente 2019 rozó el 7 (6.89), al filo del notable.

El nuevo perfil de los estudiantes se inclina hacia el desaprendizaje del idioma: ¿Mito o realidad? Según un estudio reciente (2022), redactado por Radio Televisión Española (RTVE), desde la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá de Henares (UHA), cuna de Miguel de Cervantes, se señala que “ha bajado el nivel” lingüístico y que los estudiantes “tienen serios problemas” a la hora de redactar textos formales. Estos mismos estudiantes, además, subrayan que cometen faltas de ortografía cuando escriben desde los dispositivos móviles, según un informe de la UHA. Así lo revela el 90% de los jóvenes, entre 14 y 30 años.

La tónica habitual es encontrarse en la actualidad un castellano ‘muy de andar por casa’, con pocas florituras. Da la sensación de que, lingüísticamente, el nuevo país, gobernado por el lenguaje de la Generación Z y los recursos encontrados en las Redes Sociales, se conforma con poco: estudiar para solo aprobar.

Y apurad los sorbos de este texto lingüístico porque lo que es hoy, mañana quizá no es. A juzgar por los acontecimientos lingüísticos de estos tiempos que corren, el uso que se le da al lenguaje es efímero.